sábado, 10 de noviembre de 2012

La república imposible



"Sobre todo creo que
no todo está perdido,
creo que he visto una luz
al otro lado del río"

Jorge Drexler








Dentro de Vilna, la capital de Lituania, existe, semirodeado por un pequeño río, un país imposible. Un pequeño distrito llamado Užupis (se pronuncia como esdrújula, y esa cosa rara que tiene la letra z hace que suene más o menos como los argentinos pronuncian la y: Úshupis). La pronunciación es lo de menos, pues seguro que les parecerá un chiste lo que viene a continuación, aunque no lo es.

La república de Užupis se declaró territorio independiente hace quince años, aunque a la fecha ningún organismo internacional ni ningún gobierno –mucho menos el gobierno lituano- la reconoce como tal.

Sin embargo Užupis es un país como Dios manda (tal vez el único país como Dios manda). Tiene bandera propia, constitución, día de la independencia, fronteras bien delimitadas, e incluso tuvo un ejército de doce personas,  aunque no duró mucho porque nunca lo necesitaron. Nunca lo necesitarán.
Su bandera es una mano abierta con un círculo en la palma, tiene aproximadamente cinco mil habitantes y muchos muchos gatos, que son de todos. Su política exterior es tan simple que da risa (o envidia, que en este caso es mejor); sus fronteras están abiertas siempre y a todos. Solo se piden cuatro requisitos para entrar al país: sonreír, conducir despacio, tratar de fomentar el arte en cualquiera de sus formas y no tirar cosas al río.

De risa, ¿verdad?

Sonreír. Así se obtiene la visa para este país imposible (y si tienes la suerte de estar ahí el día de la independencia –el 1 de abril- también te sellan tu pasaporte).

Pero lo más admirable de Užupis es que su constitución –la cual está escrita en grandes placas de metal y expuesta en una de sus calles-, en solo cuarenta artículos, expresa lo que ninguna otra constitución, ningún rey –por bueno y sabio que haya sido-, ningún pueblo, ningún gobierno en toda la historia de este puerco mundo ha sabido llevar a cabo. Cuarenta frases traducidas a catorce idiomas que expresan todo lo que necesitaríamos hacer para no ser el cáncer de Dios.



 
  
1.      Todos tienen derecho a vivir junto al río Vilnia, y el río Vilnia fluye para todos.
2.      Todos tienen derecho al agua caliente, calefacción en invierno y un tejado.
3.      Todos tienen derecho a morir, pero no es una obligación.
4.      Todos tienen derecho a cometer errores.
5.      Todos tienen derecho a ser únicos.
6.      Todos tienen derecho a amar.
7.      Todos tienen derecho a no ser amados, pero no necesariamente.
8.      Todos tienen derecho a ser ordinarios  y desconocidos.
9.      Todos tienen derecho a quedarse quietos.
10.  Todos tienen derecho a querer y cuidar a los gatos.
11.  Todos tienen derecho a cuidar a un perro hasta que uno de los dos muera.
12.  El perro tiene derecho a ser perro.
13.  El gato no está obligado a amar a su dueño.
14.  Todos tienen derecho a no estar al tanto de sus obligaciones algunas veces.
15.  Todos tienen derecho a dudar, pero no es una obligación.
16.  Todos tienen derecho a ser felices.
17.  Todos tienen derecho a ser infelices.
18.  Todos tienen derecho a callar.
19.  Todos tienen derecho a tener fe.
20.  Nadie tiene derecho a la violencia.
21.  Todos tienen derecho a apreciar lo insignificante.
22.  Todos tienen derecho a no apreciar lo insignificante.
23.  Todos tienen derecho a entender.
24.  Todos tienen derecho a no entender nada.
25.  Todos tienen derecho a ser de cualquier nacionalidad.
26.  Todos tienen derecho a celebrar o no celebrar su cumpleaños.
27.  Todos pueden compartir lo que es suyo.
28.  Nadie puede compartir lo que no es suyo.
29.  Todos tienen derecho a tener padres y hermanos.
30.  Todos pueden ser independientes.
31.  Cada uno es responsable de su libertad.
32.  Todos tienen derecho a llorar.
33.  Todos tienen derecho a ser malinterpretados.
34.  Nadie tiene derecho a culpar a otra persona.
35.  Todos tienen derecho a ser individuales.
36.  Todos tienen derecho a no tener derechos.
37.  Todos tienen derecho a no tener miedo.
38.  No quieras vencer.
39.  No te vengues.
40.  No te rindas.
 














Salgo de Užupis y por un momento miro atrás. La miro de lejos, y me parece que esa canción de Jorge Drexler es verdad. Creo que he visto una luz.


Lo triste, lo devastador, es que desde Užupis, desde ese país imposible que parece una broma, desde esa republiquita “independiente” que ni Moro ni Platón imaginaron, miro todo lo que le rodea, miro el mundo que sí existe, el que está del otro lado del río, y entiendo que Užupis en verdad es una broma. Que no hay ninguna puta luz.