Volví de España con un muy buen sabor de boca
(y de ojos y de oídos). Me bebí todo el vino que se me atravesó, me deleité con
infinidad de tapas y mariscos, descubrí nuevos rincones de Madrid, me enamoré
del acento gallego –y de una que otra gallega-, visité una iglesia transformada
en discoteca en Toledo, y también me traje un par de recuerdos: una botella de patxaran (exquisito elixir dionisíaco
que nunca había probado), el libro de Luisgé Martín que me regaló Ramón y la
nueva novela de Pérez-Reverte, Hombres
buenos. A Izabela le traje, obviamente, el libro de Amarna Miller, y otro
que consideré muy adecuado para que practicara su español, que ya es bastante
bueno: Vamos a follar hasta que nos
enamoremos, de la poeta murciana Ana Elena Pena.
Pero el mejor regalo –creo- fue el que le traje
a Jairo, mi amigo colombiano que estaba por casarse. Como lo comprobé en la
última reunión de The dead poets society
cracoviana, mi amigo conocía bastante bien la obra de Amarna Miller, no sólo la
audiovisual sino también la literaria; también seguía muy de cerca su activismo
en cuestión de porno cultural o porno ético o porno feminista o como sea que se
llame, sus posts sobre defensa de los
animales, sobre educación sexual, sobre equidad de género, sobre arte, poesía,
etc.
En algún apartado de la página oficial de
Amarna Miller (la cual sondeé, antes de ir a España, con fines exclusivamente
de investigación), había leído algo así como “videos por encargo”, y aquella
noche de la degustación de vinos, mientras la veía mezclándose entre los invitados,
hablando y riéndose con todos, se me ocurrió la idea y se la dije directamente.
Amigo colombiano que se casa, te admira mucho, y blablablá. Ella me explicó en
general los detalles importantes. Pueden ser cinco, diez, treinta minutos, lo
que tú quieras; el precio depende si quieres que haya un desnudo integral, si
quieres que haya sexo. No, no, sexo no, es sólo un video de felicitación, dije
yo. Bueno, y dime algo más de tu amigo, ¿algo en especial que le guste? Pues es
colombiano, se acaba de mudar a Cracovia, su futura esposa es polaca, le gusta
la literatura, el punk en todas sus formas, Star Wars… Perfecto, pues tengo una
lencería muy sexy tipo princesa Leia, igual le digo a Amber, una amiga también actriz,
que me ayude con la cámara, y hacemos todo en plan muy tierno pero sexy, buenos
deseos, besitos, baile, ¿algo así, qué te parece? Nunca me han pedido un video
así, pero me parece genial la idea.
A Izabela le encantaron los libros –Vamos a follar… y el de Amarna, dedicado
para Una querida lectora polaca-, y estaba
fascinada con la historia de cómo la conocí y me pedía que se la contara una y
otra vez; mandó imprimir la portada y la dedicatoria y la puso en la puerta de
El gato nocturno, y le escribió un mensaje de agradecimiento en su página de
Internet. Mi novia no se lo tomó tan bien: ¿Y qué, luego te fuiste a cenar con
la actriz porno esa? Cómo crees, le decía yo. No, claro que no estaba desnuda
en la presentación de su libro. No, no escribe sobre cómo folla. No, no le
puedes pagar por sexo a una actriz porno así como así. No, no se me pasó por la
cabeza (bueno, su hubiera sido Stoya Doll tal vez, bromeaba yo). No, eso tampoco.
Andrés ya no iba a los speed dating porque desde hacía dos semanas tenía novia (a quien
obviamente había conocido en un evento), pero sí iba de vez en cuando a la sex
shop de Izabela a suplirse de lo que hiciera falta. The dead poets society volvió a reunirse con regularidad después de
la pause de fin de año, aunque yo no comenté nada de mi encuentro con Amarna Miller.
Una semana antes de la boda, recibí un correo
de Amarna con una clave para descargar el video desde un sitio de archivos
encriptados.
¿Qué clase de pregunta es ésa que están
pensando? ¡Por supuesto que vi el video! Tenía que asegurarme que Amarna,
motivada por la situación de felicitar a mi amigo colombiano, no se hubiera
puesto demasiado “creativa”. Luego de unos segundos, Amarna aparecía con un ajustado
vestido con motivos de Star Wars. Hola Jairo, comenzaba. El resto queda entre
Jairo, Amarna y yo. Y no, no lo voy a subir al blog.
Sé que mi amigo agradeció el detalle, y su
ahora esposa, que es a toda madre y conoce bien el carácter latino, no lo tomó
tan mal como yo temí por momentos. Ahí quedó la historia de este raro regalo de
bodas; le escribí a Amarna agradeciéndole. Si se casa otro amigo tuyo, o hay
algún cumpleaños, dime. Amber y yo nos divertimos mucho haciéndolo, me
respondió.
Unos meses después de la boda de Jairo, pasaron
tres cosas que yo ya veía venir (no, eso no; mi amigo sigue felizmente casado):
Aneta y yo rompimos aunque en muy buenos términos, Izabela finalmente nos
presentó a una novia más o menos formal, y un miembro de The dead poets society propuso tres autoras para elegir nuestra
siguiente lectura: Sasha Grey, Stoya Doll y Amarna Miller.
Y pasó una cuarta que yo no veía venir: recibí
una notificación del sitio de archivos encriptados.
Estimado usuario, le
recordamos que si no descarga su archivo en los próximos siete días, se
eliminará permanentemente de nuestro sitio y no podrá recuperarlo. Si desea
conservar su archivo seguro y sin descargar, únase a los usuarios premium.
¿De qué archivo me estaban hablando? El video
de felicitación de Amarna había sido descargado y estaba ahora en manos de mi
amigo. Aun así fui al sitio e introduje la clave que había recibido meses antes.
Se me entornaron los ojos al ver que había un segundo archivo sin descargar.
Es el detrás
de cámara y algunos bloopers. Confirmo que sí es Amber
Nevada quien ayudó con la cámara. Es un amor, la Miller.
Hola Álex, comienzan diciendo...