La razón por la cual estas historias podrían parecer ficción, es la misma por la cual algunas historias de ficción parecen verdaderas. Nadie, por lo tanto, tiene razones para pensar que estas historias no ocurrieron tal cual las cuento. Nadie, tampoco, para pensar que sí ocurrieron tal cual las cuento.
martes, 18 de octubre de 2016
Y sonrío (contradicción #1)
He ido sabiendo
a lo largo de estos años
que allá, del otro lado del mundo
has seguido con tu vida.
En esa caótica ciudad
que ambos hicimos nuestra
tú sigues sin dejarte vencer
sigues sonriéndole incluso a los árboles
esa ciudad que a mí me aplastaba
a ti en cambio te sostiene
te ilumina
y sigue dándote alas.
He sabido también
que has hecho todo lo que has querido
que te casaste
que lo amas y él a ti
que disfrutas tu trabajo
que tu familia está bien
que saliste de aquel quirófano
mejor de lo que se esperaba.
Sé también que tú preferirías no saber mucho,
si me casé
si tuve hijos
si regresé alguna vez a esa ciudad y no te lo dije.
Quizá prefieras imaginar
pero igual te lo digo:
De este lado del mundo
en esta ciudad
puedo, a ratos, callar el ruido
hay muchos árboles
hay inviernos fríos
y otoños bellísimos
disfruto mi trabajo
paseo
sonrío
a veces escribo
me pregunto
estoy tranquilo
amo
no he pisado un quirófano en estos 13 años
mi familia está bien
he hecho casi todo lo que he querido
y a veces, incluso
siento esos ramalazos de felicidad
de los que alguna vez hablamos hace tanto.
Como ves
las cosas marchan sin pretextos
y sin embargo
a veces me sorprendo sonriendo
pensando lo bien que le vendrías a mi vida ahora
lo bien que nos vendríamos otra vez.
Y sonrío.
viernes, 16 de septiembre de 2016
Postales mexicanas III: ¡Como México no hay dos!
"Mamá, si desaparezco, ¿a dónde voy?
No lo sé, hijo.
Solo sé que si desaparecieras te buscaría entre la tierra y debajo de ella.
Tocaría en cada puerta de cada casa.
Preguntaría a todas y a cada una de las personas que encontrara en mi camino.
Exigiría, todos y cada uno de los días, a cada instancia obligada a buscarte que lo hiciera hasta encontrarte.
Y querría, hijo, que no tuvieras miedo, porque te estoy buscando.
Por tercer año consecutivo, rodeado de este
orgullo patriotero que envuelve a México cada 15 de septiembre, hago un breve
recuento de algunas noticias. Al igual que los dos años anteriores, basta un
par de horas de búsqueda en los diarios estatales para darme cuenta de que
México no cambia. En este último año –desde septiembre de 2015- he escuchado y
leído decenas de veces ese sentir que caracteriza a millones de mexicanos, y
casi invariablemente a los mexicanos que viven en el extranjero: que somos el
mejor país del mundo, que tenemos la mejor gastronomía, el mejor clima, la
gente más linda y amable, la Historia más rica, las tradiciones más bellas, las
playas más paradisíacas, la cultura más admirable.
Que como México no hay dos.
Ese discurso, tan sesgado y parcial, alimenta
esa falsa imagen de México en el extranjero, y aunque seguramente México no es
el único país erróneamente idealizado, es el único que conozco lo suficiente, y
por eso hablo de él, porque es el único país que puede dolerme como me duele. Sé
bien que no todo México es Playa del Carmen, que no toda la Ciudad de México es
Coyoacán, Polanco y Xochimilco, que no todo aquí es folklore y alegría. Decir
México es decir narcoestado, desaparecidos, violencia, racismo, pobreza,
feminicidios. Decir México es decir Tlatlaya, Ayotzinapa, Tlalmanalco, San Juan
Ixtayopan. Una masacre por cada playa bonita, un crimen de Estado por cada
baile regional, un desaparecido por cada plato típico que tanto presumimos.
México sigue ocupando los primeros lugares en
los mismo ámbitos: desigualdad, corrupción, embarazos no deseados, obesidad
infantil, feminicidios, periodistas asesinados, secuestros, asesinatos de
menores. Sólo en los 4 años del Gobierno de Peña Nieto, más de 78 mil
ejecutados.
Pero, ¡como México no hay dos!, gritamos con
orgullo.
Al igual que los dos años anteriores, estas
historias no son excepcionales, ni tampoco son las más violentas; son historias
cotidianas ocurridas durante las últimas dos semanas. Historias de un país
salvaje que nos negamos a ver, que incluso negamos; historias que creemos que
no reflejan lo que es en realidad México.
Cuautitlán Izcalli, Estado de México, 1 de
septiembre
Trabajadores del Parque Industrial Cuamatla (en
el mismo municipio donde vive mi madre), reportaron a la policía, hace casi dos semanas, dos bolsas
negras cerca de la esquina de las calles Henry Ford y Lavoisier. Sabíamos que eran cuerpos humanos, dice
uno de los trabajadores. A los perros no
los echan en bolsas. También avisamos a los bomberos pero no vinieron, pero
unos perros abrieron las bolsas y el olor ya era insoportable, así que volvimos
a ir a la policía hasta que nos hicieron caso.
La policía descubre, en una bolsa, el cadáver
de una mujer de unos 25 años y un bebé de meses. En la otra bolsa, el cadáver
de un niño de unos 7 años. Los tres cuerpos están calcinados y en avanzado
estado de descomposición, por lo que aún no se identifica quiénes son, ni por
qué los mataron.
Un bebé y un niño de 7 años, calcinados, en
bolsas, tirados en la calle.
Veracruz, 3 de septiembre
En los últimos 4 años, el Gobierno de Veracruz
ha identificado 6 fosas clandestinas con cuerpos de personas desaparecidas. Lucía
de los Ángeles García, portavoz del colectivo Solecito (un grupo formado por madres
que buscan a sus hijos desaparecidos en dicho estado), informó que ellas, las
madres de los desaparecidos, han encontrado, sólo en el mes de agosto y sólo en
2 hectáreas cerca del puerto de Veracruz, 75 fosas con al menos 3 cuerpos cada
una.
El fraccionamiento Colinas de Santa Fe, donde
se encuentran las 75 fosas, está en una zona urbana y vigilada. Las fosas
fueron cavadas con maquinaria pesada. ¿Cómo se entierran más de 200 cuerpos en
una zona así sin que nadie lo note?
Puebla, 7 de septiembre
El personal de limpieza de la autopista
Puebla-Orizaba encontró el cadáver de un bebé recién nacido, envuelto en una
manta, en medio de uno de los carriles. Los paramédicos de Caminos y Puentes
Federales retiraron el cuerpo y encontraron más mantas manchadas de sangre a
unos metros de la autopista. Se cree que la madre dio a luz y abandonó al bebé,
y que algún animal, probablemente un perro, arrastró el cuerpo hasta la
autopista, donde un auto lo atropelló, pues el bebé tenía el cráneo partido.
Putla de Guerrero, Oaxaca, 8 de septiembre
Hace dos semanas, Juana Ramírez, de 25 años,
maestra de primaria, salió de su casa al trabajo. No volvió. Su esposo,
Clemente Martínez, la reportó como desaparecida. Hace unos días encontraron su
cuerpo flotando en el río Copala. Estaba semidesnuda y con 10 disparos en el
pecho. Como miles de feminicidios en México, se desconoce al responsable y los
motivos.
Xalapa, Veracruz, 13 de septiembre
Cinco cabezas humanas fueron encontradas en una
bolsa a un lado de la carretera Los Choapas-Paralelos. Dichas cabezas
corresponden a los 5 cuerpos encontrados el pasado 6 de septiembre a un lado de
la carretera Los Choapas-Raudelas. Al ser identificados por sus familiares
gracias a alguna cicatriz o a algún tatuaje, los cuerpos habían sido sepultados
incompletos. Se trata de una familia completa: María de la Cruz, de 41 años;
Jesús, de 42; Isidro, de 21; Rubén, de 17, y Félix, de 16.
Puebla, 14 de septiembre
Aurelio Campos, director del semanario El Gráfico de la Sierra, fue
interceptado por dos vehículos en la carretera México-Tuxpan. Recibió varios
disparos y murió camino al hospital. Alcanzó a mencionar el nombre de otro
periodista, quien ahora se encuentra bajo protección. Aurelio había creado
recientemente su propio semanario y se dedicaba a investigar casos de secuestro
en la Sierra Norte de Puebla. En promedio, cada 26 días un periodista es
asesinado en México.
Pachuca, Hidalgo, 15 de septiembre
Cristian, de 16 años, volvía a su casa luego de
su entrenamiento de futbol. Una camioneta negra se detuvo a su lado, dos
hombres lo subieron, le cubrieron la cabeza y comenzaron a golpearlo. Le
cortaron el dedo meñique con unas tijeras y le dijeron que si su familia no
pagaba 50 mil pesos lo matarían. Luego de casi una hora y de no poder comunicarse
con la familia de Cristian, los secuestradores se dieron cuenta de que se
habían equivocado de persona.
Lo tiraron medio inconsciente en ciudad
Sahagún, cerca de la medianoche. Perdón,
nos equivocamos, le dijeron.
Historias así pasan todos los días en este país
de gente hospitalaria, amable, linda. Imagínense si fuéramos un país de gente
violenta.
Es verdad.
Como México no hay dos.
sábado, 6 de agosto de 2016
La JMJ: fe, fiesta, fanatismo
La semana pasada, durante la Jornada Mundial de
la Juventud (JMJ), Cracovia fue una fiesta. Desde principios de año, muchos
habitantes de la ciudad ya comentaban lo caótico que sería todo durante esos
días, y conforme se acercaba la fecha, las conversaciones se intensificaban.
Yo no quiero estar aquí a finales de julio. A
ver a dónde me voy esa semana. ¿Y si hay un ataque? No, no, yo me voy fuera de
Cracovia. Dicen que vendrán dos millones de peregrinos. No, yo escuché que tres
millones. ¿Y si pasa algo? Dicen que habrá controles policiales para pasar por
el centro. Sí, y sólo si demuestras que vives o trabajas ahí te dejarán pasar.
O si eres un peregrino. Y además, una semana antes hay una cumbre de la OTAN en
Varsovia, es el momento perfecto para los terroristas. Pues yo ayer leí que
todas las avenidas alrededor del centro estarán cerradas y van a ser
estacionamientos para los autobuses que traen a los peregrinos que se quedan
fuera de la ciudad porque todos los hoteles ya están a reventar y hay algunos
que van a dormir a 50 kilómetros de aquí porque la verdad es que la ciudad no
está preparada para recibir a tanta gente y hasta vinieron a mi edificio a
preguntarnos si podemos acoger a algunos peregrinos y bla, bla, bla.
Pero a pesar de toda la paranoia, Cracovia fue
una fiesta. Al principio yo también pensé en escapar de la ciudad, como muchos,
pero luego pensé que sería una excelente oportunidad para entender un poquito mejor
qué es todo este rollo de la JMJ.
Decidí quedarme. Decidí pasar todo el tiempo
posible en el epicentro de la horda, y debo decir que fue una experiencia
única.
La ciudad se transformó; como por arte de magia
los habitantes de Cracovia desaparecieron, incluidos los famosos kurwa boys: la juventud polaca ultranacionalista
más radical, rapados, con poco cuello y un florido vocabulario, y que están en
contra de todo lo que no sea auténticamente
polaco: los inmigrantes, la Unión Europea, los homosexuales, los refugiados, el
peligroso y maligno Islam que amenaza con desevangelizar la tierra del
magnánimo Juan Pablo II. Se hubieran vuelto locos, porque durante una semana Cracovia
estuvo llena de banderas y de gente de todos colores hablando en distintos
idiomas.
Yo me propuse observar con detalle qué es lo
que hacen dos millones de católicos de todo el mundo cuando se juntan. Pasé
horas deambulando entre las masas, yendo a conciertos cada día, hablando con
cuanto peregrino pude, escuchando al papa, preguntando, leyendo las homilías
que no pude escuchar en vivo, todo entre cantos de ¡Es-ta-es-la-ju-ven-tud-del-pa-pa!
Pero detrás de todo ese buen humor, amabilidad,
sonrisas y ambiente carnavalesco, también me fui enterando de otras cosas: supe
de su propia boca que hubo peregrinos que pagaron hasta 200 euros y voluntarios
que pagaron 100 dólares (sí, los voluntarios tuvieron que pagar para ser
voluntarios); eso incluía el transporte en la ciudad, comidas, seguro médico y
un kit del peregrino (materiales
religiosos-informativos y otros productos imprescindibles para la JMJ, dice la
página de Internet). Curiosamente, la gente que hospedó a algún peregrino en su
casa no recibió un solo peso. La Iglesia, perdón, la casa, nunca pierde.
Leí también en la página oficial de la JMJ, que
la Arquidiócesis de Cracovia –organizadora del evento-, pedía donaciones, entre
otras cosas, para Las Vestiduras Sagradas, es decir, para la confección y
manufactura de la ropa que llevarían los miles de sacerdotes y mil de obispos
(sic) y cardinales (sic) que vendrían
a Cracovia. Desconozco dónde fueron hechas dichas vestiduras sagradas; si
fueron hechas por niños de Bangladesh o El Salvador que ganan un dólar al día.
Si fue así, pues nada, hay que entender que la Iglesia está en crisis.
Hablé también con un cura polaco que vivía en República
Dominicana, pero me pareció que se molestó un poco cuando, después de
escucharlo hablar diez minutos sobre el amor de Jesús, le pregunté qué opinaba
sobre la suspensión del juicio de Józef Wesołowski, arzobispo polaco y nuncio
apostólico de ese país caribeño, acusado en 2013 de abuso sexual de menores y
posesión de pornografía infantil, y quien
pasó sus últimos años viviendo plácidamente en el Vaticano, evitando así la
extradición y los procesos penales en su contra, y sin enfrentar juicio alguno
debido a su delicado estado de salud. El cura polaco me aseguró que dichas acusaciones
eran falsas, como bien se podía comprobar en una carta que Wesołowski escribió
antes de morir. Sería ilógico que un hombre mintiera cuando sabe que está ante
los ojos de Dios, me dijo antes de levantarse e irse bastante serio.
A casi todos los peregrinos con quienes hablé
les pregunté más o menos lo mismo: ¿Cuál es tu postura sobre el aborto, sobre
los matrimonios homosexuales, sobre el uso de anticonceptivos? Y sobre todo:
¿Qué opinas sobre los refugiados?, ¿crees que Europa debería recibirlos?,
¿crees que hay algún tipo de obligación histórica o ética con quienes buscan
una vida mejor?
Bueno… no es que no queramos recibirlos, pero…
Yo no soy nada racista, pero…
Yo sé que hay mucha gente que viene con buenas
intenciones, pero…
Es que su cultura es muy diferente. Es que no
van a poder adaptarse. Es que si vienen van a querer cambiarnos. Es que ellos
no respetan nuestro modo de vida. Es que no van a ser felices aquí. Es que si
cedemos un poquito van a querer más. Es que no podemos estar seguros de quiénes
son los que vienen.
Oye –decía yo-, pero ayer, en su primer
discurso de esta JMJ, el papa les dijo, especialmente a los polacos, que hace falta
disponibilidad para acoger a los que huyen de las guerras y del hambre;
solidaridad con los que están privados de sus derechos fundamentales, incluido
el de profesar libremente y con seguridad la propia fe.
No me queda muy claro qué sentido tiene gritar todo el día que ésta es
la juventud del papa si no estás de acuerdo con lo que dice el papa.
Bueno, sí, pero…
Otra experiencia notable fueron los conciertos. Aunque más que ver los
conciertos, veíamos al público: sacerdotes, monjas y peregrinos cantando al
unísono alguna canción de reggae católico, muchísimos de ellos en estado casi
hipnótico, con los brazos al cielo, o con los ojos cerrados o al borde de las
lágrimas, algunos como si estuvieran experimentando una verdadera epifanía.
Yo entiendo perfectamente ese grado de fanatismo –dijo la novia de un
amigo-, yo me pondría igual si hubiera visto en vivo a Led Zepellin.
La estatua del poeta Adam Mickiewicz, en la plaza central, se convirtió
en el centro de las identidades nacionales. A cualquier hora había ahí algún
grupo de peregrinos enarbolando banderas, cantando sus himnos y toda clase de versos
patrióticos. ¡Vive la France! ¡México, México, ra ra ra! ¡Yo soy español,
español, español! ¡Ar-gen-tina, Ar-gen-tina! ¡Polskaaaaaa… Biało-Czerwoni! ¡Chi Chi Chi, Le Le Le, Viva Chile!
Y allá fuimos a subirnos un par de amigos y yo, a los pies de la estatua
del poeta Mickiewicz, entre una masa de chilenos y portugueses que se
desgarraban la garganta por cantar el nombre de su país más alto que el otro.
Cuando se está en medio de un grupo de apasionados de cualquier cosa, hay que
hacer lo mismo si se quiere pasar inadvertido, así que ahí estábamos cantando
también los tres ateos. A uno de mis amigos se le ocurrió tomar la batuta de la
horda y mezcló el cántico de yo soy
español, español, español con la palabra cristiano, y empezó a alentar a la
masa. A los 30 segundos mi ateo amigo dirigía un coro de más de cien voces al
ritmo de ¡Yo soy cristiano, cristiano,
cristiano! ¡Yo
soy cristiano, cristiano, cristiano!
Tanto nos metimos en el papel de infiltrados que no nos dimos cuenta de
que las banderas chilenas y portuguesas habían desaparecido y la estatua de
Mickiewicz se había ido llenando de jóvenes polacos muy particulares. Los
gritos se tornaron más agresivos y apasionados, y los tres ateos estábamos de
pronto ahí arriba rodeados de kurwa boys
–eran los primeros que veíamos en el centro de Cracovia en toda la semana-.
Tratamos de seguir sus cantos, pero cuando el líder del grupo, con la cara roja
del esfuerzo de cantar, gritó como un poseso ¡Ja pierdolę, śpiewajcie głośniej, kurwa! ¡¡PolskAAAAAA…
Biało-Czerwoni!! decidimos bajarnos.
Fanatismo
religioso y nacionalismos. La combinación perfecta.
De
lo que dijo el papa en sus homilías y de cómo los católicos interpretan sus
palabras, de la historia y del sentido más profundo de las JMJ, no pude recabar
mucha información. Pero me compré un azulejo bien bonito.
jueves, 28 de julio de 2016
Última parte: El regalo
Volví de España con un muy buen sabor de boca
(y de ojos y de oídos). Me bebí todo el vino que se me atravesó, me deleité con
infinidad de tapas y mariscos, descubrí nuevos rincones de Madrid, me enamoré
del acento gallego –y de una que otra gallega-, visité una iglesia transformada
en discoteca en Toledo, y también me traje un par de recuerdos: una botella de patxaran (exquisito elixir dionisíaco
que nunca había probado), el libro de Luisgé Martín que me regaló Ramón y la
nueva novela de Pérez-Reverte, Hombres
buenos. A Izabela le traje, obviamente, el libro de Amarna Miller, y otro
que consideré muy adecuado para que practicara su español, que ya es bastante
bueno: Vamos a follar hasta que nos
enamoremos, de la poeta murciana Ana Elena Pena.
Pero el mejor regalo –creo- fue el que le traje
a Jairo, mi amigo colombiano que estaba por casarse. Como lo comprobé en la
última reunión de The dead poets society
cracoviana, mi amigo conocía bastante bien la obra de Amarna Miller, no sólo la
audiovisual sino también la literaria; también seguía muy de cerca su activismo
en cuestión de porno cultural o porno ético o porno feminista o como sea que se
llame, sus posts sobre defensa de los
animales, sobre educación sexual, sobre equidad de género, sobre arte, poesía,
etc.
En algún apartado de la página oficial de
Amarna Miller (la cual sondeé, antes de ir a España, con fines exclusivamente
de investigación), había leído algo así como “videos por encargo”, y aquella
noche de la degustación de vinos, mientras la veía mezclándose entre los invitados,
hablando y riéndose con todos, se me ocurrió la idea y se la dije directamente.
Amigo colombiano que se casa, te admira mucho, y blablablá. Ella me explicó en
general los detalles importantes. Pueden ser cinco, diez, treinta minutos, lo
que tú quieras; el precio depende si quieres que haya un desnudo integral, si
quieres que haya sexo. No, no, sexo no, es sólo un video de felicitación, dije
yo. Bueno, y dime algo más de tu amigo, ¿algo en especial que le guste? Pues es
colombiano, se acaba de mudar a Cracovia, su futura esposa es polaca, le gusta
la literatura, el punk en todas sus formas, Star Wars… Perfecto, pues tengo una
lencería muy sexy tipo princesa Leia, igual le digo a Amber, una amiga también actriz,
que me ayude con la cámara, y hacemos todo en plan muy tierno pero sexy, buenos
deseos, besitos, baile, ¿algo así, qué te parece? Nunca me han pedido un video
así, pero me parece genial la idea.
A Izabela le encantaron los libros –Vamos a follar… y el de Amarna, dedicado
para Una querida lectora polaca-, y estaba
fascinada con la historia de cómo la conocí y me pedía que se la contara una y
otra vez; mandó imprimir la portada y la dedicatoria y la puso en la puerta de
El gato nocturno, y le escribió un mensaje de agradecimiento en su página de
Internet. Mi novia no se lo tomó tan bien: ¿Y qué, luego te fuiste a cenar con
la actriz porno esa? Cómo crees, le decía yo. No, claro que no estaba desnuda
en la presentación de su libro. No, no escribe sobre cómo folla. No, no le
puedes pagar por sexo a una actriz porno así como así. No, no se me pasó por la
cabeza (bueno, su hubiera sido Stoya Doll tal vez, bromeaba yo). No, eso tampoco.
Andrés ya no iba a los speed dating porque desde hacía dos semanas tenía novia (a quien
obviamente había conocido en un evento), pero sí iba de vez en cuando a la sex
shop de Izabela a suplirse de lo que hiciera falta. The dead poets society volvió a reunirse con regularidad después de
la pause de fin de año, aunque yo no comenté nada de mi encuentro con Amarna Miller.
Una semana antes de la boda, recibí un correo
de Amarna con una clave para descargar el video desde un sitio de archivos
encriptados.
¿Qué clase de pregunta es ésa que están
pensando? ¡Por supuesto que vi el video! Tenía que asegurarme que Amarna,
motivada por la situación de felicitar a mi amigo colombiano, no se hubiera
puesto demasiado “creativa”. Luego de unos segundos, Amarna aparecía con un ajustado
vestido con motivos de Star Wars. Hola Jairo, comenzaba. El resto queda entre
Jairo, Amarna y yo. Y no, no lo voy a subir al blog.
Sé que mi amigo agradeció el detalle, y su
ahora esposa, que es a toda madre y conoce bien el carácter latino, no lo tomó
tan mal como yo temí por momentos. Ahí quedó la historia de este raro regalo de
bodas; le escribí a Amarna agradeciéndole. Si se casa otro amigo tuyo, o hay
algún cumpleaños, dime. Amber y yo nos divertimos mucho haciéndolo, me
respondió.
Unos meses después de la boda de Jairo, pasaron
tres cosas que yo ya veía venir (no, eso no; mi amigo sigue felizmente casado):
Aneta y yo rompimos aunque en muy buenos términos, Izabela finalmente nos
presentó a una novia más o menos formal, y un miembro de The dead poets society propuso tres autoras para elegir nuestra
siguiente lectura: Sasha Grey, Stoya Doll y Amarna Miller.
Y pasó una cuarta que yo no veía venir: recibí
una notificación del sitio de archivos encriptados.
Estimado usuario, le
recordamos que si no descarga su archivo en los próximos siete días, se
eliminará permanentemente de nuestro sitio y no podrá recuperarlo. Si desea
conservar su archivo seguro y sin descargar, únase a los usuarios premium.
¿De qué archivo me estaban hablando? El video
de felicitación de Amarna había sido descargado y estaba ahora en manos de mi
amigo. Aun así fui al sitio e introduje la clave que había recibido meses antes.
Se me entornaron los ojos al ver que había un segundo archivo sin descargar.
Es el detrás
de cámara y algunos bloopers. Confirmo que sí es Amber
Nevada quien ayudó con la cámara. Es un amor, la Miller.
Hola Álex, comienzan diciendo...
domingo, 24 de julio de 2016
Tercera parte: Una charla con Amarna Miller
Era noviembre cuando Izabela me habló por
primera vez de Amarna Miller (después, a mi regreso de España, hablaríamos
mucho más sobre ella). Yo planeaba entonces mis vacaciones de diciembre, y
puesto que algunos amigos que radican en Cracovia irían a España a visitar a
sus familias, me invitaron a pasar unos días con ellos, en Galicia, en Toledo y
en Ciudad Real. Decidí que también pasaría unos días en Madrid, donde me
recibiría Ramón, un amigo mexicano que lleva ya más de la mitad de su vida en
la capital española, y que las dos o tres veces que he estado en esa ciudad, es
mi guía y mi puerta al descubrimiento de los distintos Madriles: el de Sabina,
el de Alatriste, el de Max Estrella, el de Luis Candelas, el de las riñas
Góngora-Quevedo. Ramón es un excelente guía literario de la ciudad, y obviamente
sería mi puerta al Madrid de Amarna Miller.
Un par de semanas
antes de mi viaje, hice un primer sondeo –con fines exclusivamente de
investigación- de la tal Amarna. Días después, durante la informalmente
bautizada The dead poets society cracoviana, donde un español, un colombiano y un mexicano nos reunimos cada dos semanas para hablar de literatura (aunque también del desgobierno polaco, de la crisis de los refugiados, delprecio de los tomates y del vodka, etc.), deslicé el nombre de la actriz
entre mis contertulios. Yo había descubierto ya que la tal Amarna, además de
actriz porno, era también directora, productora, activista, con un grado en
Historia del Arte y guía ocasional en el Museo Nacional del Prado. Mis dos
cofrades, a diferencia de mí, ya conocían la reciente pero extensa obra de la
Miller.
-Amarna Miller, cómo no, la nueva cara del porno feminista, aunque a
ella no le gusta mucho la etiqueta –dijo el colombiano-.
-Claro, que en España no sólo se hacen guarradas estilo Lucía la Piedra –agregó el español.
-También ha escrito un par de cosas interesantes –volvió el colombiano-,
tiene un libro de relatos y poesía, Manual
de psiconáutica, con ilustraciones y fotografías hechas por ella, y con
prólogo de Nacho Vigalondo.
-Un poco más que interesantes, diría yo –agregó el español-. Y en su
blog también tiene algunos relatos muy buenos, no como los bodrios que escribe
Sasha Grey. Ésa sí que se dedique sólo a actuar, que en eso nadie la supera.
-También trabaja mucho con la directora Erika Lust, y tienen una campaña
muy fuerte sobre porno ético. Es increíble la Amarna, toda una caja de
sorpresas.
The dead poets society no se volvería a reunir hasta más de un mes
después -pues tanto el español como yo nos iríamos de Cracovia, y el colombiano
estaba por casarse y andaba muy apurado organizando los últimos detalles de su
boda-, pero durante aquella última reunión del año me nutrí de valiosa
información sobre la actriz y escritora madrileña.
Madrid ha sido siempre un deleite en compañía de Ramón. Tabernas,
callejones, librerías. Durante mi estancia, mi amigo me descubrió nuevos
rincones del Barrio de las Letras, me contó nuevas historias de ese Madrid literario
que tanto le apasiona, me mostró y explicó cuadros del Reina Sofía que pasan
casi desapercibidos, y por supuesto, me llevó a bares en Lavapiés y Malasaña
que son tan cutres que resultan encantadores. Entre tapa y tapa le pregunté si
conocía a Amarna Miller, actriz porno y escritora.
-Miller, Miller… me suena haber leído su nombre hace poco en un cartel…
-También da visitas guiadas en El Prado, ya sabes, algo así como una interpretación
erótica del arte, pero cuesta 300 euros.
-¿300 euros? ¿Incluye…?
-No, no incluye nada. Lo dice muy claro en la página. Supongo que todos
preguntamos lo mismo.
-Pues nada, te tendrás que conformar con lo que hay en la red. Por
cierto, hablando de literatura y mujeres fatales, recuérdame al llegar a casa
que te dé un libro que tengo para ti.
La mujer de sombra, de Luisgé Martín. Esa fue la novela que Ramón me
regaló esa noche. Una increíble historia de envilecimiento, morbo y humillación
que transcurre en un Madrid oscuro y perverso. Pasé toda la mañana del día
siguiente leyendo con avidez el libro. Me encontraba en una terraza de La
Latina e iba ya casi por la mitad del libro cuando Ramón me llamó.
-Álex, te tengo una excelente noticia. Ya recordé dónde leí el nombre de
la tal Amarna Miller: en un cartel en la librería Tipos Infames, y resulta que
hoy a las 8 pm hay una charla con ella, creo que va a presentar la segunda edición
aumentada de su libro, o va a hablar de porno y feminismo, no sé bien, y
después hay una degustación de vinos, también con ella. La cosa es que es con
boleto, y ya están agotados, pero el dueño es un ex compañero mío del doctorado,
le llamé y me dijo que puede darte uno pero lo tienes que ir a recoger antes de
las 3 a su oficina, que está en la calle Carretas. ¿Dónde estás?
-No mames, Ramón, ¿neta? Va, ahorita le caigo a su oficina. Estoy en La
Latina.
-Pues está a 10 minutos de ahí, al lado de la Puerta del Sol. Y la
librería está en la calle de San Joaquín, en Malasaña, por donde estuvimos
anoche. Si puedo yo llego más tarde, te pego un toque.
Fui presto y raudo a la calle Carretas, y a las 8 en punto estaba a la
entrada de Tipos Infames.
Izabela tenía razón: todo un amor, la Miller. La charla fue amena. Éramos,
a lo mucho, 30 personas. Hubo preguntas, risas, poesía erótica, debate, firma
de libros. Pasamos después a la degustación de vinos. Amarna iba de aquí para
allá, hablaba con unos y con otros, saludaba a algunos amigos, recibía abrazos
y cumplidos. Me presenté, y estaba a punto de decirle lo mucho que apreciaba su
obra cuando ella miró el libro que yo llevaba en la mano.
-La mujer de sombra, joder, qué buena novela. Me encanta el personaje de
Julia. Lo que la desconfianza le puede hacer a un hombre, ya te digo. ¿Has
leído Los Oscuros, del mismo autor?
-No, esto es lo primero que leo de Luisgé Martín.
-Y espera que llegues al final. Es brutal.
Otro chico se nos unió y comentamos un par de cosas más del autor de La mujer de sombra. Amarna fue a hablar
con un par de chicas de un colectivo feminista de Bilbao que le tenían una
propuesta. El vino se fue acabando y algunos asistentes se fueron yendo. En un
momento la Miller se quedó sola, y fue entonces cuando se me ocurrió la idea.
Me acerqué y sin más se la expliqué.
-Joder, me encanta la idea. Claro que lo podemos hacer. Pueden ser 5
minutos, o lo que tú quieras que dure, tú me dices qué quieres exactamente o me
dejas que yo improvise un poco, pero por lo que me cuentas se me están
ocurriendo un par de cositas lindas. Mira, hacemos esto: apunta mi correo y
mándame los detalles, ¿te parece?
(continuará)
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