Las postales de nuestro país
pocas veces resultan tan atractivas como las de otros; generalmente no nos
asombran, al fin y al cabo son imágenes cotidianas, lugares que aunque no
hayamos visitado, sabemos que están en nuestro propio país, y por hermosos que
se vean, levantamos los hombros, un poco indiferentes, como diciendo: pues sí,
¿y?
Al enseñar español fuera de
México es frecuente escuchar comentarios sobre lo lindo que mi país les resulta
a los extranjeros. México, generalmente, se asocia con cosas bellas: buen
clima, excelente comida, gente linda, playas paradisiacas, impresionantes zonas
arqueológicas, alegría, color, tequila, fiesta. Todo eso –con sus bemoles- es
verdad, aunque a veces fastidia un poco –a veces bastante- saber que la imagen
que se tiene de tu país en el extranjero está tan incompleta. Tan
photoshopeada.
No hace falta buscar mucho. Están ahí, todos los días: imágenes,
historias, escenas que –como me decía un amigo hace unos días- no le piden nada
a un guión de una película de horror, pero que a fuerza de repetirse, con
ligeras variaciones, han dejado de captar nuestra atención, nuestra preocupación.
Lo repito: difícilmente una postal de nuestro país nos asombraría (me
incluyo en este plural). Tan es así, que estas “postales” no revelarán nada
nuevo a ningún mexicano, absolutamente nada. Quizá levantemos un poco los
hombros, suspiremos con un poco de resignación, y pensemos: Pues sí, así es. Es
que el país está muy mal. Es que la situación cada vez está peor… En fin,
alguna vez escribí en este blog que me gusta enviar postales, pero no encontré
de éstas en la tienda de souvenires.
Una última cosa: todas estas “postales” (fue muy difícil elegir sólo
diez entre tanta variedad), ocurrieron en estos días que he estado
en México, es decir, poco más de un mes. Historias como éstas ocurren a diario. Y en estos días en que México se viste de fiesta para celebrar un
aniversario más de su Independencia, ocurren también. Estas diez postales no son ni las más
violentas, ni las más inverosímiles, ni las más devastadoras; son sólo diez de las que me he encontrado estos días que he andado por aquí, son historias que
acompañan el desayuno de los mexicanos todos los días.
Todos los días.
5 de agosto. Ecatepec, Estado de México
Alrededor de la una de la madrugada, una pick-up negra se detiene en
la esquina de la calle Toltecas. Un grupo de hombres armados y con pasamontañas
irrumpe en una casa. Los vecinos escuchan disparos. A la mañana siguiente la
policía descubre los cuerpos, pero se desconocen los motivos del crimen. Los
cinco miembros de la familia fueron ejecutados mientras dormían: papá, mamá y
tres hijos. Un chico de 17 años, una niña de 13, y un bebé de 5 meses.
11 de agosto. Zapopan, Jalisco.
Cerca del mediodía, Óscar escucha música a
bordo de una camioneta Toyota gris, en la cochera de su casa. Otra camioneta y
una moto se detienen a unos metros sin que Óscar se dé cuenta. Tres
hombres se acercan muy rápido y le
disparan a quemarropa: tres tiros en el tórax y dos en la cabeza. Óscar muere
al instante y los tres hombres vuelven a sus vehículos y se van. Nadie sabe
quiénes son. Óscar, que escuchaba música en la pick-up de su papá, tenía 12 años.
17 de agosto. Torreón, Coahuila.
En su casa de la calle Texcoco, Claudia y
Alberto están celebrando el bautizo de su hijo de tres años. La fiesta se ha
prolongado y son ya las dos de la madrugada. Los familiares y amigos –algunos en
el exterior de la casa- se divierten, bailan, beben. Un taxi amarillo se
detiene frente a la casa, dos hombres enmascarados se bajan y disparan contra
los invitados, hieren a tres, pero a quienes buscan son a los dueños de la
casa. Finalmente los identifican. Alberto recibe dos tiros en el pecho; Claudia
un tiro en la cabeza. Los enmascarados vuelven al taxi tranquilamente, donde el
chofer los espera.
20 de agosto. Acolman, Estado de México.
Son casi las 9 am. Gonzalo, de 35 años, y
su hijo Fernando, de 8, viajan en un minibús de la ruta 89. Gonzalo lleva a su
hijo a la escuela como cada día; hay mucha gente y Fernando va sentado en las
piernas de su papá. Dos hombres armados suben al minibús para asaltar a los
pasajeros. Nadie se resiste excepto un hombre mayor que va sentado al lado de
Gonzalo. El hombre forcejea con los asaltantes, éstos gritan, lo empujan y
disparan varias veces. Huyen con algunas carteras y celulares de los pasajeros.
Gonzalo ha recibido un disparo en el cuello y se desangra. Su hijo Fernando, de
8 años, ha recibido uno en el pecho. Ambos mueren antes de que llegue la
ambulancia.
21 de agosto. Tepic, Nayarit.
María y Nadia son dos madres de familia que
llevan a sus hijos a la misma escuela. María tiene 3 hijos, Nadia 1 y espera al
segundo. Una mañana, después de despedir a sus hijos en la puerta de la
escuela, María y Nadia entablan conversación por primera vez. Nadia le cuenta a
María que tiene ya 8 meses de embarazo y que será una niña, y María le ofrece ir a su casa para
regalarle algo de ropa para la bebé. Ya en el interior de la casa, María golpea
a Nadia en la cabeza, dejándola inconsciente, toma un cuchillo de la cocina y
le abre el vientre para sacarle a la bebé. Nadia reacciona y María la golpea
nuevamente hasta matarla. Sale de su casa, con la bebé en brazos y la sangre de
Nadia en su ropa. Pide ayuda a una patrulla, explicándoles que acaba de sufrir
un aborto. La llevan al hospital. María ni siquiera se da cuenta de que la bebé
está muerta. Al percatarse de que la bebé no es suya, detienen a María. Días
después encuentran el cadáver de Nadia. María confiesa que hace unos meses le
dijo a su marido que estaba embarazada, y necesitaba un bebé para sostener la
mentira.
24 de agosto. México, D. F.
Su esposa no está en casa y Onamy se
desespera porque su bebé, de 7 meses, no deja de llorar. Harto de escuchar el
llanto, Onamy toma a su hijo y lo arroja contra la pared, matándolo. Después
pone el cuerpo en una pequeña bolsa negra y lo abandona a unas calles de su
casa. Cuando su esposa vuelve, Onamy le dice que un hombre le arrebató al bebé
mientras caminaba por la calle, pero horas después alguien encuentra la bolsa
con el cadáver del bebé, y Onamy acepta que mató a su hijo porque no dejaba de
llorar.
30 de agosto. Tijuana, Baja California.
Baltazar, de 31 años, es el pastor de una
iglesia cristiana. Desde hace dos años mantiene una relación con Adriana, quien
le ha pedido que se vayan a vivir juntos, pero Baltazar se niega. Un día la
encuentra con otro hombre. Enfurecido, Baltazar sube a Adriana a su camioneta y
comienza a golpearla. Le rompe el cuello, y le clava más de 90 veces un
destornillador. Después tira el cuerpo en un paraje de la carretera
Tijuana-Tecate, donde la policía lo encuentra cinco días después. Unas cartas
encontradas en la habitación de Adriana permiten identificar a Baltazar. Él acepta
que la mató por celos. Además de asesinato, se presentan cargos por violación,
pues Adriana tenía 14 años.
6 de septiembre. Guadalupe,
Nuevo León.
Braulio,
de 34 años, discute con su esposa Rocío, de 28. Se gritan, él la golpea y la
empuja por las escaleras. Ella queda inconsciente. Braulio la arrastra hasta el
baño, la rocía con gasolina y le prende fuego. Mientras ella agoniza, él vuelve
al sofá y se pone a ver la tele. Al día siguiente, tras confirmar que su esposa
está muerta, se va a trabajar. Cuando la policía descubre el cuerpo, tres días
después, Braulio confiesa que sí, que la mató. Que estaba harto de ella.
10 de septiembre. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Detrás de la Escuela Primaria 16 de septiembre hay un pequeño canal.
Alguien ha llamado a los bomberos diciendo que hay un cuerpo flotando: el
cuerpo de un bebé. Después de algunas maniobras, se logra sacar el cuerpo del
canal. Efectivamente, es el cadáver de un bebé de entre 3 y 4 meses. Ha sido
trasladado al Servicio Médico Forense, pero luego de tres días nadie lo ha
reclamado.
13 de septiembre. Jerécuaro, Michoacán.
Algunos vecinos han reportado a la policía
que, en el quiosco de la plaza, a unos metros de la Presidencia Municipal, hay
una bolsa negra con lo que parece ser una cabeza humana. La policía acude al
lugar y lo confirma: es la cabeza de una mujer (Martha Liliana, 32 años). No se
sabe dónde está el cuerpo ni cuál es el motivo del crimen. Ni las autoridades
ni los vecinos se sorprenden de que la cabeza esté acompañada de un mensaje:
Esto es lo que les va a pasar a todas las
viejas chismosas. ¡Viva México y felices fiestas!
No hace falta buscar mucho. Todos los días.
Pues eso. Viva México.
Güey no mames con tus pinches postales son una mamada e irreales. También hay viejitos asesinos...
ResponderEliminarOjalá fueran irreales, pendejo. Ya ves qué lindo país abandonaste?
ResponderEliminarPero México tiene muchas cosas buenas, en la tele en el canal 13 hay una campaña que se llama Los buenos somos más, pero eso tú no lo ves ¿verdad?
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